LONDRES (AP) — El parlamento británico comenzó el miércoles a debatir sobre si sus fuerzas armadas deben participar en los bombardeos contra posiciones del grupo extremista Estado Islámico en Siria.
Los legisladores se disponen a votar sobre el asunto más tarde el miércoles, mientras en Washington, las autoridades anunciaron que enviarían más fuerzas a la región para impulsar la campaña internacional contra la violenta milicia.
Si los parlamentarios británicos aprueban el uso de la fuerza, expandirían el rol de Gran Bretaña en la coalición internacional contra los extremistas que se atribuyen los recientes atentados en París, Beirut y la península del Sinaí.
El primer ministro David Cameron, confiado en que la iniciativa prosperará, acusó a parlamentarios del opositor Partido Laborista de ser simpatizantes de terroristas, por oponerse a los bombardeos. Ello le valió fuertes críticas, particularmente de parte del líder laborista Jeremy Corbyn, quien se opone a ampliar el uso de la fuerza militar.
El agrio debate comenzó el miércoles por la mañana y se espera una votación en horas de la tarde, tras más de 10 horas de discusión. De ser autorizados, los bombardeos podrían comenzar en cuestión de días.
Andreas Krieg, profesor asistente de temas militares en el King’s College de Londres, advirtió que los bombardeos contra el grupo no tendrán mucho efecto a menos que vengan acompañados de fuerzas en tierra que cuenten con el respaldo de la población local.
Sin embargo, una participación militar le podría merecer a Gran Bretaña un rol en las negociaciones sobre el futuro político de Siria, opinó Jill Sargent Russell, una experta en temas bélicos en esa misma universidad.
“Lo que importa es que el Reino Unido sería parte de este impulso político”, dijo Sargent.
El debate surge justo después que autoridades estadounidenses le informaron a su Congreso en Washington que algunas unidades en tierra serían despachadas a Irak y Siria para ejercer un rol más permanente.
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Los corresponsales de la AP Danica Kirka en Londres, Deb Riechmann en Washington, Jamey Keaten en Bruselas y Sinan Salaheddin en Bagdad contribuyeron con este despacho.